En el neolítico se produjo la aparición de los primeros poblados con casas edificadas con diferentes materiales, en diferentes partes del mundo: casas de adobe en el Oriente Próximo y de grandes troncos de madera en Europa central y occidental por ejemplo. En Jericó, el neolítico precerámico coincidió con la construcción de una monumental muralla de piedra. Pero quizá el poblado neolítico más extraordinario sea el de Skara Brae en las islas Orcadas, cuyas casas y su mobiliario (incluido alacenas, aparadores y camas) están realizadas con losas. La cerámica, producto del desarrollo natural de pueblos sedentarios, fue ampliamente utilizada. El cultivo de cereal y la domesticación de animales, como vacas, ovejas, cabras y cerdos, fueron resultado no de un brillante descubrimiento, sino de la necesidad causada por la presión demográfica. La minería también hizo su aparición en el neolítico. Sus orígenes se pueden rastrear en el paleolítico, al practicarse actividades mineras para obtener ocre en África y en Australia o al excavar en cuevas para extraer nódulos de piedra. En el mesolítico se había obtenido obsidiana (piedra volcánica) en las islas del Mediterráneo, pero fue en Europa septentrional durante el neolítico cuando se explotaron ricas vetas de sílex de alta calidad mediante un enorme sistema de pozos y galerías radiales, extrayendo los bloques con picos construidos con astas de animales. Entre las minas mejor conocidas se encuentran las de Grimes Graves (Gran Bretaña), de Krzemionki (Polonia) y de Spiennes (Bélgica). El sílex de estas minas, al igual que el de otras muchas explotaciones al aire libre, fue transformado en hachas talladas o pulimentadas, objetos de una extensa y lejana comercialización, que se emplearon en la profunda deforestación que se produjo en Europa en esta época. Las numerosas y alargadas casas (de decenas de metros de longitud) construidas con grandes tablas de madera, pueden ser consideradas como evidencia de la deforestación. En el yacimiento de Kückhoven (Alemania noroccidental) se ha encontrado el pozo más antiguo, fechado más allá del 5000 a.C., que estaba revestido con enormes tablas de madera. Durante el neolítico también se construyeron carreteras o pistas mediante tablones de madera en la Europa húmeda, como la de Somerset (Gran Bretaña) y poblados formados por casas de madera a orillas de los lagos alpinos, a veces palafitos, esto es, levantadas en plataformas sobre el agua. Las excavaciones en estos poblados lacustres han sacado a la luz gran cantidad de productos manufacturados a partir de materiales orgánicos, como objetos de madera, de cestería o tejidos, que normalmente se desintegran con el paso del tiempo. Ello ha permitido vislumbrar la vida cotidiana de finales de la edad de piedra. Este tipo de materiales también se conserva en ambientes extremadamente áridos como el suroeste americano o las alturas andinas. La cerámica estaba a menudo ricamente decorada mediante motivos incisos, estampillados o pintados.
El arte neolítico también presenta una amplia variedad de figurillas (en ocasiones femeninas como en la zona euroasiática) pero quizá los logros más importantes se encuentran en una serie de imponentes monumentos localizados en diferentes partes del mundo. En Europa occidental hay numerosos túmulos funerarios de grandes dimensiones, construidos con tierra sobre las estructuras mortuorias de piedra.
Sala de Arqueología de América
De acuerdo con las evidencias arqueológicas, la ocupación humana de Norteamérica comenzó durante el pleistoceno, en el periodo cuaternario, hace unos 50.000 años. Probablemente, pueblos mongoloides alcanzaron el subcontinente desde Asia al cruzar una lengua de tierra que atravesaba la zona que actualmente es el estrecho de Bering. Probablemente a partir de este momento la colonización se extendió hacia el sur y el este.
Los primeros habitantes eran pueblos del paleolítico que vivían de la caza y la recolección y utilizaban herramientas no muy diferentes de las conocidas en el Sureste asiático. Más tarde fueron desplazados por otros grupos que poseían herramientas más evolucionadas. Se cree que estos pueblos son los primeros antepasados de los pueblos amerindios, que desarrollaron complejas culturas y habitaron el continente en la época en que llegaron por primera vez los europeos.
Groenlandia, geológicamente parte de Norteamérica, fue la primera región del continente en ser alcanzada por los europeos. De acuerdo con las sagas islandesas, Eric el Rojo exploró y colonizó la isla por primera vez. El primer europeo que divisó una parte de la tierra firme continental fue probablemente Bjarni Herjólfsson, un comerciante islandés, que avistó la costa alrededor del año 986. Después, Leif Ericson, el hijo de Eric el Rojo, realizó un viaje a una tierra que llamó Vinland o Tierra del Vino, algún lugar situado entre Labrador y Nueva Inglaterra. Este relato fue verificado en parte gracias al descubrimiento en 1963 del emplazamiento de un poblado de tipo vikingo en L"Anse-aux-Meadows, cerca de la punta meridional de Terranova. Se determinó que las ruinas databan del año 1000 aproximadamente.
La era de las exploraciones
Las exploraciones europeas a Norteamérica comenzaron con el viaje realizado en 1492 por Cristóbal Colón al servicio de los Reyes Católicos. Sus barcos partieron el 3 de agosto de Palos de la Frontera y de Moguer, en Huelva, y el 12 de octubre llegaron a la isla de Guanahaní (en el archipiélago de las Bahamas), a la que Colón dio el nombre de San Salvador. Antes de regresar a Europa, Colón también desembarcó en Cuba y en Haití (a la que llamó La Española). Fue en Haití donde estableció el primer asentamiento español en América. Realizó tres viajes más entre 1493 y 1502.
En la sala de Mesopotamia
civilizaciones del antiguo Oriente Próximo que habitaron la región comprendida entre los ríos Tigris y Éufrates, actual Irak, desde la prehistoria hasta el siglo VI a.C. Las tierras bajas de Mesopotamia abarcan una llanura fértil, pero sus habitantes se tuvieron que enfrentar al peligro de las invasiones, las extremas temperaturas atmosféricas, los periodos de sequía, las violentas tormentas y los ataques de las fieras. Su arte refleja al mismo tiempo su adaptación y su miedo a estas fuerzas naturales, así como sus conquistas militares. Establecieron núcleos urbanos en el medio de las llanuras, cada uno dominado por un templo, que fue el centro del comercio y la religión hasta que fue desbancado en importancia por el palacio real. El suelo de Mesopotamia proporcionaba el barro para los adobes que fueron el material constructivo más importante de esta civilización. Los mesopotámicos también cocieron esta arcilla para obtener terracota, con la que realizaron cerámica, esculturas y tabletas para la escritura. Se conservan pocos objetos en madera. En la escultura emplearon basalto, arenisca, diorita y alabastro. También trabajaron algunos metales como el bronce, cobre, oro y plata, así como nácar y piedras preciosas en la escultura más fina y en las labores de incrustación. En sus sellos cilíndricos usaron piedras de todas las clases, como lapislázuli, jaspe, cornalina, alabastro, hematites, serpentina y esteatita. No obstante, algunas de estas piedras escaseaban en la zona, por lo que tuvieron que importarlas.
El arte de Mesopotamia abarca una tradición de 4000 años que en estilo e iconografía es aparentemente homogénea. De hecho, fue creada y mantenida por las oleadas de pueblos invasores, diferentes tanto étnica como lingüísticamente. Hasta la conquista por los persas en el siglo VI a.C. cada uno de esos grupos hizo su propia contribución al arte mesopotámico. Los sumerios fueron el primer pueblo que controló la región y estableció su arte, seguidos por los acadios, babilonios y asirios. El control político mesopotámico y sus influencias artísticas se extendieron a las culturas vecinas, llegando incluso en ocasiones a zonas tan alejadas como la costa sirio-palestina, de modo que también los motivos artísticos de estas áreas lejanas influyeron en los centros mesopotámicos. Además, el resto de los pueblos que invadieron la región recogieron tradiciones artísticas mesopotámicas.
Grecia y Roma
Los restos arqueológicos indican que algunos primitivos pueblos del Mediterráneo, estrechamente ligados a las culturas del norte de África, habitaron las regiones meridionales del Egeo hasta bien entrado el periodo neolítico, antes del 4000 a.C. Estas pruebas muestran la evolución cultural desde la edad de piedra hasta la edad del bronce, que en Grecia empezó en el 3000 a.C. A principios del III milenio a.C., la denominada civilización del Egeo evolucionó hasta niveles extremadamente altos. La civilización de la edad del bronce en el Egeo se dividía en dos culturas, cada una de ellas con sus propias etapas y subdivisiones cronológicas. Una, la civilización de Creta o minoica, ubicada en el centro de la isla de Creta, a sólo 660 km al noroeste de Egipto y directamente relacionada con las rutas marinas hacia los antiguos países del Oriente Próximo. La otra civilización, la Heládica (micénica, en su periodo más reciente), florecía al mismo tiempo en la porción continental de Grecia, concretamente en el Peloponeso. Sus grandes centros estaban en Micenas, Tirinto (cerca del actual Návplion) y Pilos. La cultura y el comercio cretense dominaron el Mediterráneo hasta después del año 1500 a.C., cuando Micenas tomó el relevo.
El arte romano no es sólo el arte de los emperadores, senadores y patricios, sino también el de todos los habitantes del vasto imperio romano, incluyendo a la clase media de los hombres de negocios, los libertos o plebeyos, esclavos y legionarios de Italia y sus provincias. Curiosamente, a pesar de que subsisten una gran cantidad de ejemplos escultóricos, pictóricos, arquitectónicos y decorativos, conocemos pocos nombres de sus artistas y arquitectos. En general los monumentos romanos se realizaron para glorificar a sus mecenas más que para expresar la sensibilidad artística de sus creadores.
Sala del mundo Árabe
Arabia fue la cuna de una civilización floreciente mucho antes de la era cristiana; pero fue a la muerte del profeta Mahoma en el 632 d.C., cuando la influencia árabe se extendió por todo el Oriente Próximo, Europa, en concreto Sicilia y España, la zona africana al sur del Sahara, el subcontinente de la India, Madagascar y el archipiélago malayo. La contribución cultural y científica de los árabes a la civilización occidental durante la edad media fue muy notable, sobre todo en los campos de la astronomía, las matemáticas, la medicina y la filosofía.
Conclusión
En conclusión debemos considerar la importancia del museo ya que el museo es una institución que alberga colecciones de objetos de interés artístico, histórico o científico, conservados y exhibidos para la educación y entretenimiento del público. Algunas de las organizaciones que en la actualidad conducen la política y el trabajo de los museos de todo el mundo han propuesto definiciones parecidas sobre la naturaleza y los objetivos de un museo. Por lo que ha sido muy grato ir al museo y aprender la importancia de la culturas, sus artes y la importancia que desarrollaron en la historia del hombre ya que estas son las bases de la historia,
También han tenido gran desarrollo los museos dedicados a la historia nacional, regional o local, entre los que se engloban tanto los museos convencionales como casas, lugares o distritos históricos. Por lo que he aprendido sobre las culturas como la de la prehistoria, Grecia, Roma, América, Árabe, En Asia de los japoneses y la importancia de cada cultura, Una sociedad sin escritura debe confiar en la tradición oral para conservar los rastros de su pasado.
Los relatos y mitos del pasado son transmitidos oralmente a cada generación, lo que a menudo requiere una enorme capacidad de memoria por parte de algunos miembros de la sociedad. Esta narrativa memorista desaparece cuando la misma sociedad muere. La arqueología se convierte de este modo en el único medio para reconstruir la naturaleza y los sucesos de la prehistoria, a través del estudio de los restos materiales dejados por los pueblos del pasado: sus zonas de residencia, sus utensilios, así como sus grandes monumentos y sus obras de mucha importancia ya que esto es con el fin de tener y desarrollar nuestra cultura que manejamos en la sociedad.
Autor:
Iván Escalona M.
Estudios de Preparatoria: Centro Escolar Atoyac
Estudios Universitarios: Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias sociales y Administrativas (UPIICSA) del Instituto Politécnico Nacional (IPN)
Ciudad de Origen: México, Distrito Federal
Fecha de elaboración e investigación: Noviembre de 1998
Profesor que revisó trabajo: Adrián Gutiérrez (Profesor de Historia del Atoyac y alias: Chico Homo)
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